La mirada del artista encuentra significado y placer en cosas inadvertidas y despierta nuestra concienca hacia lo que hemos aprendido a no ver.

lunes, 7 de junio de 2010

Unido

Cuando el cuerpo y la música son pares.
Cuando riman.
Cuando puedo escuchar tus movimientos al mismo tiempo que veo el ritmo dibujado en el aire.
Cuando entiendo tu cuerpo y no te tengo miedo.
Cuando te entrego lo máximo de mi alma impregnado en cualquier obra.
Cuando quiero abrazarte hasta que nos volvamos nulos.
Cuando intento que no me entiendas para poder seguir con la estúpida mágica ignorancia.
Después de todo, después de quererte y sentirte.
Después te veo y rimamos.
Ahora somos tres.
Somos vos, la música y yo.
Exactamente iguales y aún así cada uno es en sí mismo y está solo.
Y te intento compartir mi soledad, para que las comparemos y aún acompañados por nuestra soledad no nos sintamos solos.
Cuando el mundo no vale la pena por el simple hecho de que tu existencia lo opaca.
Cuando cualquier movimiento es mejor que mil palabras y nos abstraemos hasta que no importe la forma ni el medio, si no el hecho en sí.
Me gustaría volver a hacer activo lo pasivo.
Y dejar de intentar encontrarle la manera a todo esto que no sirve.
Y encontrarme sumergida en vos, pero con cierta distancia que me permita apreciarte.
Tengo miedo de no entender, y no se qué pueda pasar.
Nada va a ser peor que esto.

2 comentarios:

BELMAR dijo...

unos versos siempre son bienvenidos
para madrugarnos desde la tarde...

Lanto. dijo...

Que lindo y profundo.
Quien lo escribe?